El pasado verano estuve unos días en Chacaua, una remota aldea de pescadores situada en medio de una laguna en la costa de México en el Pacífico. Hasta donde la vista alcanzaba todo eran manglares, arena y agua. La presencia humana escaseaba en este paraje natural, pero aun así el móvil encontraba la manera de acceder a internet. No lo hacía a través de torres de telecomunicaciones ni de cables submarinos de fibra óptica, inexistentes en ese entorno salvaje, sino conectándose a satélites que orbitaban a unos 535 km por encima de mi cabeza.
Eso fue posible gracias a Starlink, el proyecto de internet satelital desplegado por SpaceX, la pionera empresa aeroespacial comandada por el magnate tecnológico Elon Musk. Esta iniciativa, que visitó el Mobile World Congress (MWC) de Barcelona en 2021, domina con mano de hierro un mercado que emerge con fuerza. Starlink posee actualmente unos 3.395 satélites de baja órbita, lo que supone la mitad de todos los que giran alrededor de la Tierra.
Hasta ahora, Starlink y Kuiper, la constelación satelital de Amazon, han centrado la mayor parte de la atención. Sin embargo, otras empresas han ido ganando músculo desde que en 2022 se aprobó la normativa para lanzar estos dispositivos. A finales de ese año, el iPhone 14 se convirtió en el primer móvil en integrar la conectividad por satélite, anticipándose a lo que vendrá. Prueba de la importancia estratégica del sector es su creciente protagonismo en el MWC 2024. Cada vez más empresas satelitales empiezan a exponer sus propuestas en los pasillos del recinto Gran Via de Fira de Barcelona y a debatir el rumbo del mercado en las distintas charlas organizadas por GSMA, la responsable de la feria tecnológica.
“Los nanosatélites están transformando la industria. Es un cambio de paradigma y no hay vuelta atrás”, explica Jaume Sanpera, cofundador y director ejecutivo de Sateliot. En mayo del año pasado, esta empresa catalana hizo historia al lanzar el primer satélite del mundo que ofrece cobertura 5G para el conocido como Internet de las Cosas, concepto que se refiere a la conexión de todo tipo de dispositivos, desde los automóviles al los del hogar.
[–>Reducir la brecha digital
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Cada vez son más las compañías que apuestan por desplegar enjambres de satélites en el cielo para llevar la conexión a la red a cualquier lugar del mundo. Eso puede ayudar a poner fin a la brecha digital. Se espera que, cuando cobre impulso, este avance se dirigirá a unos 600 millones de personas sin cobertura y a otros 300 con unos bajos niveles de conectividad.
El operador satelital español Hispasat, presidido por el exastronauta y exministro de Ciencia e Innovación Pedro Duque, ya ha empezado a prestar servicios de conectividad en zonas rurales y remotas sin cobertura terrestre. La compañía es la responsable de desplegar un programa promovido y subvencionado por el Gobierno de España.
Negocio lucrativo
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Este método inalámbrico también abre la puerta a un nuevo y prometedor modelo de negocio. Sanpera explica a EL PERIÓDICO que Sateliot tiene acuerdos para conectar seis millones de dispositivos en áreas remotas de países como Estados Unidos, Brasil, Canadá o México. “Eso es una vez y media más de lo que toda la industria junta ha logrado conectar en los últimos 20 años”, asegura. La compañía empezará a comercializar sus servicios durante la segunda mitad de 2024, algo que hará de la mano de las operadoras. El empresario cree que la disrupción de su estrategia “hará que la industria satelital tenga que moverse”.
Otro de los pesos pesados del sector es OneWeb/Eutelsat. Desde 2019, la compañía ha puesto en órbita más de 650 satélites geoestacionarios, especialmente útiles para las telecomunicaciones y para captar datos meteorológicos. Sus beneficios alcanzan los 2.150 millones de euros. “Somos la alternativa europea a gigantes como Starlink y Kuiper”, ha explicado Laurence Delpy, directora general de su unidad de negocio de vídeo.
Los satélites están permitiendo comunicaciones en situaciones de emergencia, especialmente en sectores como el marítimo, el transporte o la agricultura, pero “próximamente se ampliará la transmisión de datos para poder realizar llamadas, mandar texto y ver vídeos en cualquier lugar del mundo”, ha explicado Dan Dooley, director comercial de la firma estadounidense Lynk Global.
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